¿Oís el viento?
De la tierra brota cual suspiro lento.
Cuidaos os digo,
si pronto,
en Noche de Difuntos,
escucháis sus lamentos.
Ángel caído en los primeros momentos
bestia iracunda de los tormentos.
Evanishe es su nombre; hermosa, terrible…
¡Como os lo cuento!
Sombra remota, sueño de invierno,
eterno susurro en la sima del tiempo.
Como lluvia de otoño
lanzáis sobre ella
macabras ofrendas
de muertes ajenas.
Estúpidos humanos…
¡Alimentando a la bestia
que paciente
su cosecha espera!
Suyos son los despojos
suyas las almas sin sueños.
Hueso, carne, tendón y nervio.
Con hilo de niebla teje su tela
estampada en vena, sangre y arena.
No falta mucho…
¿Verdugo, a qué esperas?
¿Duda, miedo, desvarío?
¡Lanzadme ya al abismo
o moriré de hastío!
Ignorantes bastardos
del real desafío...
Puntada de vida yo seré para ella,
el último hilván
en su manto letal.
Manto de carne, sudor y llanto
forjado en eones
por su perverso canto.
Pronto surgirá, pronto se alzará,
y con ella… su verdad.
En la Noche de Difuntos,
pálida, furiosa,
a su aliada la Muerte sonreirá
en la guerra que contra humanos y dioses
desencadenará.
¡Oh, sí!, así sucederá.
Suya será la venganza
y mía será la chanza
cuando con ella regrese
para reinar.
A ella uno mi destino
a ella mi alma cedo
para así por siempre adorar
a mi musa, mi amor,… mi credo. |